Si observamos con detenimiento la información que circula en nuestra sociedad podemos reconocer fácilmente tres nociones que conforman el modelo social que la ideología dominante nos está vendiendo machaconamente.
- La primera noción, elemento central de este modelo ideal, es la denominada como clase media. No se trata de una clase como tal sino de un espacio ideal que trata de dar cobertura a sujetos con una muy diferente posición material. Es el paraíso de referencia para casi toda la sociedad en donde se haya la virtud social.
- Una segunda noción, referente de la parte alta de la pirámide, la encontramos en el famoso grupo del 1%, donde se sitúan los poderosos que acaparan la riqueza del mundo exclusivamente.
- Y la tercera noción, como referente de la parte baja de la sociedad, están los trabajadores sin nombre, desposeídos de su condición de tales e identificados con los más variados y dispersos nombres: personas vulnerables o de escasos recursos, en el umbral de la pobreza, colectivos desfavorecidos, precariado, las kellys (trabajadoras del sector hotelero), y un largo etcétera.
Con estas nociones se construye un modelo social no basada en condiciones objetivas acerca de su posición en el sistema de producción sino en consideraciones subjetivas. Si la clase media es la representación de la virtud social, el grupo del 1% representa el poder y el egoísmo, y los trabajadores sin nombre se nos presenta como el grupo de los fracasados sociales a los que atender caritativamente. La historia se limita a alcanzar el nirvana de la clase media reduciendo a los trabajadores sin nombre a un papel totalmente dependiente mientras se suplica a los poderosos que no sean tan tacaños.
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