En estos tiempos convulsos y confusos en que vivimos, donde se manosean conceptos tan imprecisos como sociedad civil, clase media, emprendedores o agentes sociales –por poner algunos ejemplos–, hemos llegado al punto de no saber diferenciar entre izquierda y derecha.
Entre las nuevas generaciones y entre las fuerzas políticas emergentes, cada vez es más común comprobar las reticencias a identificarse de izquierdas o de derechas. Y cuando no se sabe que significa ser de izquierdas o de derechas, y a que intereses sociales representan, sólo se puede esperar que el pueblo, el país o la nación terminen siendo los referentes políticos de sus proyectos políticos.
Entre las nuevas generaciones y entre las fuerzas políticas emergentes, cada vez es más común comprobar las reticencias a identificarse de izquierdas o de derechas. Y cuando no se sabe que significa ser de izquierdas o de derechas, y a que intereses sociales representan, sólo se puede esperar que el pueblo, el país o la nación terminen siendo los referentes políticos de sus proyectos políticos.