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domingo, 26 de mayo de 2019

Contradicciones

La medicina se empeña en hacernos vivir muchos años. Para la mayor parte de la gente, cuando llega a determinada edad, sus condiciones de salud están bastante deterioradas y no disponen de los medios necesarios para prolongar su vida en condiciones dignas.

Simultáneamente, desde el poder económico se insiste en la necesidad de trabajar más años, ignorando las condiciones materiales de la mayor parte de los trabajos realmente asequibles, y el hecho objetivo de que nos encaminamos hacia la sustitución de la mano de obra humana por la robotizada, en aquellos trabajos en que ya no pueda explotar una mano de obra semi-esclava o demasiado exigente para sus ambiciones. La prolongación de la vida en estas condiciones sólo tiene sentido para aquellos que poseen la riqueza económica y el poder.

Se produce por tanto una contradicción en el modelo de desarrollo del sistema capitalista que necesita aumentar la producción de bienes de consumo a precios cada vez más bajos, mientras que estrangula la capacidad de compra de gran parte de la población, esto es, de los trabajadores.

Una tercera contradicción se deriva de las dos anteriores. Si la necesidad de mano de obra es cada vez menor, incluso entre los trabajadores cualificados del sector servicios, la presencia del ser humano en la Tierra está sobredimensionada en relación con la capacidad del sistema capitalista para dar respuesta a sus necesidades. La pregunta del millón es, por tanto, cómo pretenden abordar los poderosos este conflicto que enfrenta objetivamente a las distintas clases sociales, y que es de una magnitud nunca vista en la historia de la humanidad.

¿Puede dar respuesta a las necesidades del conjunto de la humanidad un sistema basado en el beneficio monetario individual e inmediato?

viernes, 15 de febrero de 2019

Una sociedad infantil llena de miedo

Pienso en la muerte.
—Tío, estás pirado.
Siempre he pensado en ella.
—Pues cuando llegue, ya llegará.
Me sorprende que no se hable de ella. Para mí es un misterio inseparable de la vida.
—Tu céntrate en lo que hay y déjate de historias.

Así vivimos, ocultándonos nuestro destino, no lo evidente sino su sentido.

Los mantenemos en los hospitales hasta el último minuto de su vida, sin darles un respiro, sin dejarles ser dueños de su destino, tratando de ocultarles la realidad por una equivocada compasión, envueltos en una maraña de tubos y pastillas.

Como niños pequeños a los que no se les puede contar la verdad para que no sufran.

Así vivimos, y así morimos.

En una sociedad que nos protege de nosotros mismos, diciéndonos lo que tenemos o no tenemos que hacer con nuestras vidas, mientras galopan descontrolados los caballos de Apocalipsis devastando nuestro mundo sin compasión.