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martes, 27 de septiembre de 2016

Ruido

Caminando por las calles me cuesta escuchar el canto de los pájaros hasta que me acerco al Manzanares, con un caudal mínimo por razones de seguridad que está permitiendo su colonización por una interesante variedad de aves, o cuando paseo por la Casa de campo. Compruebo entonces que están ahí, que es nuestro ruido, interiorizado hasta la médula, el que nos impide reconocerles.

En nuestra sociedad ocurre algo similar. Atiborrados de mensajes tan repetitivos como numerosos, la palabra de aquellos que día a día tratan de mejorar, que no decorar, nuestro mundo pequeño o grande, queda reducida a un susurro apenas perceptible.

Pero están ahí, a pesar del ruido con que nos envuelven, a pesar de las cotorras que nos invaden con su presencia y sus gritos, carboneros, gallinetas, lavanderas, colirrojos, abubillas, ánades, pitos reales y garcetas entre otras muchas aves, están ahí anunciando con su canto su presencia, para que recordemos que hay vida más allá del ruido.