Al abrir los ojos aquella mañana se encontró con una inmensa mancha negra que cubría casi todo su campo de visión. Todo se había vuelto oscuro y dificilmente podía percibir el entorno a través de su negrura.
Se acostumbró sin embargo.
Cuando abría los ojos al amanecer ahí estaba su mancha negra ocultando el mundo a su mirada. No podía ver otra cosa. Día tras día, año tras año la mancha permanecó fiel a su cita y su universo quedó limitado por su presencia a pesar de que, al cabo del tiempo, la mancha no fue más que un ínfimo punto en un universo de luces y sombras.
Se acostumbró sin embargo.
Cuando abría los ojos al amanecer ahí estaba su mancha negra ocultando el mundo a su mirada. No podía ver otra cosa. Día tras día, año tras año la mancha permanecó fiel a su cita y su universo quedó limitado por su presencia a pesar de que, al cabo del tiempo, la mancha no fue más que un ínfimo punto en un universo de luces y sombras.
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