Campo de refugiados en algún lugar del mundo |
De pequeño, camino al colegio había un túnel que se inundaba cada vez que llovía y mi sueño era que se inundara tanto como para no poder llegar a el, deseo que rara vez se cumplía. Tenía unas botas catiuscas que me impedían justificar mi marcha atrás.
Me gustaría no encontrar charcos a lo largo de la vida pero ahí están. Algunos tan extensos que resulta imposible bordearlos, y la alternativa de sentarse a esperar que se sequen es más un deseo fruto de nuestros miedos que una posibilidad real.
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