Definir un acontecimiento como histórico antes de que la historia pueda valorarlo con perspectiva es un acto tan presuntuoso como hacerse una estatua en vida.
Y por encima de la vanidad, el momento histórico limita un espacio publico al que los ciudadanos no podemos acceder sin violarlo. Es un tiempo, un momento sagrado acerca del cual sólo cabe asentir por que, según nos dan a entender, está por encima de nuestra voluntad y nuestra capacidad de entendimiento.
Los momentos históricos no nos corresponden. Sólo nos quieren como figurantes para seguir la farsa.
Y por encima de la vanidad, el momento histórico limita un espacio publico al que los ciudadanos no podemos acceder sin violarlo. Es un tiempo, un momento sagrado acerca del cual sólo cabe asentir por que, según nos dan a entender, está por encima de nuestra voluntad y nuestra capacidad de entendimiento.
Los momentos históricos no nos corresponden. Sólo nos quieren como figurantes para seguir la farsa.
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